El incierto devenir de las universidades estatales, puerta abierta a una educación superior para los «privilegiados»

Llega diciembre y con este mes, la Prueba de Selección Universitaria más bien conocida como PSU. Miles de jóvenes buscarán un cupo dentro de las 25 universidades pertenecientes al Consejo Nacional de Rectores. Y en lo que a «opción» se refiere, todo redunda finalmente en cuánto puntaje obtuviste. Así, el 45% optará por la Universidad Católica, el 35% a la Universidad de Chile, el 12% a la Universidad de Concepción y el 9% restante a las demás universidades que se reparten en todo Chile tanto estatales como privadas.

Estas últimas han llegado a la no despreciable suma de 64 universidades. He aquí nuestro punto de discusión. ¿La oferta laboral es suficiente para la gran cantidad de profesionales que cada año egresan de esas instituciones? ¿El que egresa es un profesional idóneo? ¿Las universidades están respondiendo a las necesidades y a los desafíos del nuevo milenio? Son muchas las preguntas, muy pocas las respuestas.

En 1980 se abre la oportunidad para que la libre competencia se instale en la educación superior. Señala el padre Fernando Montes de la Universidad Alberto Hurtado: «Fue una solución urgente frente a un país incapaz de hacer una oferta que pudiese responder a la necesidad de casi triplicar los niveles de escolaridad superior. El Estado no podía hacerse cargo de las nuevas universidades a los niveles de costos que tienen las universidades del Consejo de Rectores, que reciben créditos solidarios, aportes directos e indirectos y otros programas. Era necesario incorporar capitales privados. La creación de universidades privadas era además coherente con la tesis de libertad de enseñanza».Surge así la oferta de las universidades privadas, cuya formación no ha tenido traspié y sin ningún inconveniente han podido desarrollarse ofreciendo así al postulante la oportunidad de estudiar y ser un profesional.

Cuando hablo de traspié y de inconvenientes, hablo de la forma en que estas universidades han ido logrando en primera instancia su autonomía, proceso iniciado en los años 90 en los que la mayoría de las universidades – sino todas – la obtuvieron por diferentes medios que no se señalarán en este post. Posteriormente comienza el periodo de acreditación de estas casas de estudio, que consiste en comprobar su calidad como institución y de este modo obtener la ayuda del Estado. A partir del 2005 estas universidades pueden postular al crédito universitario con aval del Estado, para que así todo joven que quiera estudiar y ser profesional pueda hacerlo, independiente de su condición social.
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